Un clásico en la lucha contra el envejecimiento son los tratamientos a base de retinol. Este retinoide, también conocido como vitamina A, es muy apreciado en cosmética por su potente efecto antiaging; no obstante, sus beneficios a veces se ven empañados por la presencia de efectos adversos asociados a su uso: eritema, sensación de escozor, quemazón… Ahora, una nueva técnica permite alcanzar una máxima concentración de sus principios activos, gracias a la cual se reducen las posibles molestias y se mantiene su eficacia antienvejecimiento. Es el retinol encapsulado.
Pero vayamos al inicio: nos equivocaríamos si pensáramos que los retinoides son un hallazgo reciente. En realidad, sus efectos dermatológicos se conocen desde hace aproximadamente 60 años. Así nos lo explica el doctor Gabriel Serrano, dermatólogo y fundador de Sesderma, que lleva dos décadas investigando las propiedades de los retinoides y su mecanismo de acción. “Primero se utilizaron como tratamiento contra el acné, para después extenderse su uso en la prevención y el tratamiento de arrugas y manchas de la edad. Sin embargo, el uso del retinol como producto cosmético es más reciente; concretamente, se incluye en este tipo de productos desde los años 80”.